El coste de financiación del Tesoro se congela en el 2,21% con el recorte de tipos del BCE

La diferencia entre la primera y última subasta a 12 meses roza los 110 puntos

El inversor ya obtiene mayor rentabilidad por la deuda a largo plazo

En 2024 un inversor gana un 3,9% con la subida del precio de los bonos a diez años

 

 

 

El interés de la deuda es para el inversor un indicador de rentabilidad. Pero para el emisor es lo contrario: un coste de financiación. El Tesoro Público español vio en la primera mitad del 2024 cómo el precio que paga por colocar letras y bonos del Estado iba en ascenso, un comportamiento que viene observando desde mediados de 2022. Sin embargo, desde julio de este año el coste de financiación de toda la deuda en circulación del Tesoro se ha quedado estancado en el 2,21% a la espera de que el Banco Central Europeo cumpla con las expectativas del mercado.

 

A falta del dato de diciembre del coste total de financiación al cierre del 2024, que se dará a conocer la primera semana de enero del año que viene, el interés medio de toda la deuda española oscila entre el 2,209% y el 2,214% en los últimos cinco meses. Es decir, se produce cierto equilibrio entre el interés de las nuevas emisiones y los costes de la deuda que ha vencido en el segundo semestre del año. Y es que en julio se produjo un cambio de tendencia que afecta a las decisiones que toman los inversores y que tomarán de cara al año que viene.

 

Exististe cierto decalaje entre la decisión que toma el Banco Central Europeo y la evolución del interés medio de cada subasta del Tesoro con independencia de la fecha de vencimiento. Como ejemplo, durante la primera mitad del 2024 la tasa de facilidad de depósito del BCE se mantuvo sin cambios en el 4%. En ese periodo, las nuevas emisiones de deuda registraron un incremento de la rentabilidad que obtienen los inversores por prestar su dinero como consecuencia de unos costes de financiación en la eurozona en máximos desde 2008.

 

A medida que se descontaba el primer recorte de tipos de interés, que no llegó hasta el 12 de junio, el interés de las letras cayó pero con escuetos movimientos. Como ejemplo, las letras a doce meses registraron el interés medio más alto en la emisión de marzo sobre el 3,508%. Y, si bien también influye la diferencia entre la demanda de los inversores y el monto colocado finalmente (ratio de cobertura, según el Tesoro), no fue hasta las subastas de agosto cuando los costes de financiación del Tesoro registraron un fuerte recorte (véase gráfico).

 

Es decir, pasaron casi dos meses entre el primer recorte de tipos y el verdadero desplome del interés medio de las nuevas emisiones que dejaron la referencia en la subasta de este diciembre en el 2,21%, que suponen casi 110 puntos básicos de diferencia frente a la colocación del Tesoro en la primera subasta del 2024 de deuda a doce meses.

 

No obstante, cada vez hay menos dinero gratis en circulación para el Estado. Todavía hay bonos a tres o cinco años emitidos hasta 2022 al 0% de interés que están por vencer en próximos años. Pero la mayor parte ya implica un precio creciente que mantendrá el coste de financiación alto y por encima del 2%. Si bien el coste medio se ha estancado en la zona del 2,21% actual, a medida que la curva de deuda se normalice y los inversores demanden mayor rentabilidad por los plazos más largos de la deuda, el precio por pedir dinero prestado tenderá al alza. "En cuanto a la financiación del Estado, el coste medio de las nuevas emisiones del Tesoro ha marcado un punto de inflexión en 2024, reduciéndose dos décimas en los nueve primeros meses del año. Unos tipos de emisión a la baja, pero superiores al coste medio de la cartera, propiciarán que el coste medio siga subiendo durante un tiempo", explicaron desde la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).

 

Con cierto decalaje, todo puede cambiar a medida que el BCE se acerque a su tipo neutral, que estará en el 1,75% (tasa de facilidad de depósito) y que no se alcanzaría hasta la reunión de septiembre u octubre del año que viene, según las expectativas que recoge Bloomberg y que contempla un recorte en la reunión de este jueves. Mientras tanto, el Tesoro tendrá que afrontar en 2025 el pago del 13,5% del total de la deuda prestada al mercado que vence hasta 2071, más que en otras ocasiones. En total, la cuantía supone los 190.000 millones de euros con deuda en divisas más allá del euro y otras deudas asumidas). Si bien el año más próximo suele implicar el mayor desembolso al vencer letras a corto plazo con bonos y obligaciones de mayor recorrido.

 

Todo esto ya tiene implicaciones para el inversor que acude a las colocaciones del Tesoro sólo pensando en obtener un retorno a vencimiento. Las letras del tesoro son desde julio menos atractivas que la deuda a más largo plazo que incluye el pago de cupones. Desde julio, los bonos a diez años superan el 3,4% de interés medio frente a la subasta de letras a 12 meses de ese mismo mes que se situó en el 3,37%. Aunque las emisiones del Tesoro recortan su rentabilidad en cualquier plazo, es la deuda a más corto vencimiento la que afronta la mayor de las caídas. Con las últimas subastas del 2024, el interés de las letras a 12 meses cayó hasta el 2,21% frente al 2,74% de la deuda a diez años, más de 50 puntos básicos de diferencia.

 

Ahora, el inversor tiene que acudir a otros productos o buscar mayores duraciones en busca de rentabilidades superiores al 3%. Las famosas colas frente al Banco de España en busca de letras que llegaron a ofrecer hasta un 3,86% (160 puntos básicos más de rentabilidad que las últimas del 2024) son ya cosa del pasado. "El año pasado, la gente quería Letras y más Letras; nosotros les sugeríamos que mirasen hacia los monetarios, que incluyen crédito; pero la gente siempre va un poco tarde, y es ahora cuando quieren entrar en fondos más flexibles para no quedarse atrás", comentó Carmen García, gestora de Fondos de Renta Fija de Renta 4 Gestora, en el III Foro de la Liga de Gestión Activa de elEconomista.es.

 

Otra alternativa para el inversor más conservador se encuentra en la diferencia del precio de los bonos españoles en el mercado secundario. La brusca caída de la rentabilidad implica un incremento del precio que deja ganancias del 3,4% en lo que va del 2024 para un inversor centrado sólo en deuda soberana europea con grado de inversión. En el caso español sería aún mayor. Si un inversor compró un bono a diez años el primero de enero y lo vendiera hoy las ganancias serían del 3,9%. Si la compra hubiera sido en julio, cuando la rentabilidad estuvo en máximos del año sobre el 3,47%, el beneficio hoy sería del 5,8% por el cambio del precio de estos títulos.

 

A priori, se descuenta que el precio de los bonos soberanos seguirá subiendo a medida que el Banco Central Europeo flexibilice aún más su política monetaria. Esto plantea favorecería aún más a la renta fija, según indican desde Schroders, en un mercado en el que los rendimientos de la renta fija serán atractivos respecto a los de renta variable. "Los bonos también parecen baratos frente a los activos alternativos, con rendimientos actuales superiores al esperado de los beneficios del S&P 500", comentó el director de renta fija global de la firma, Julien Houdain.